Estoy sentada, por la mañana,
en la cafetería de la esquina (
diner),
estoy esperando en la barra,
a que el hombre sirva el café.
Y lo llena solo hasta la mitad,
y antes incluso de que me queje,
está mirando por la ventana
a alguien que entra.
"Siempre es agradable verte"
dice el hombre tras la barra
a la mujer que ha entrado.
Ella agita su paraguas,
y yo miro para el otro lado
cuando ellos se besan para saludarse,
y finjo que no les veo,
y en lugar de eso, vierto la leche.
Abro el periódico,
hay una historia sobre un actor
que ha muerto mientras estaba bebiendo
era alguien de quien no había oído hablar.
Y me giro hacia los horóscopos,
y busco las tiras cómicas
cuando noto que alguien me está mirando,
y así, levanto la cabeza.
Hay una mujer fuera,
mirando hacia dentro, ¿me ve?
No en realidad no me ve,
porque solo ve su propio reflejo,
y yo intento no fijarme
en que se está subiendo la falda,
y mientras está estirándose las medias,
se le ha mojado el pelo.
Oh, esta lluvia,
seguirá durante la mañana,
cuando escucho las campanas de la catedral
y pienso en tu voz...
-En la versión original-
Y en el picnic de medianoche,
érase una vez, antes de que la lluvia comenzase.
Y me termino el café,
es hora de pillar el tren.
Suzanne Vega - La cafetería de Tom